
Los adjetivos nunca mueren, el cuerpo sí...
No así las palabras que llenan, que abarcan, que te entran por los ojos y las respiras, y ya que te recorrieron las entrañas las exhalas por cada poro, las llevas en la piel; te abrazan, te invaden, te elevan y vuelas al lado de él, de ellos que las crearon y tú te vuelves parte de. Una pestaña, una gota de sudor salada, un parpadeo, una lágrima...
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