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A veces estoy en el baño.
Es un baño que no aparenta ser el más limpio ni el más higiénico de todos.
Todo me da repulsión, pero pestañeo 3 veces y no veo más que energías... bailando, fumando, bebiendo.
¿ Qué fue eso? ¿ Una ilusión?
No sé referirme a las desilusiones
creo que más de alguna vez me lleve una de esas.
pero creo que también regalé un par de ellas...
Corrí hasta el baño, el que realmente era el baño, para pedirle consejos a ratos. Mientras me hablaba , me parecía ridículo y absurdo su tono de voz, y las repulsiones hacia eso , comenzaron a hacerme efecto. Aunque no entendía por qué estaba ahí, sí entendía que quería encontrar ahí, una serie de absurdas excusas que me hicieran burlar el estado emocional crítico -perfecto que me sobraba en estos días...
A veces pestañaba y al mirarme, parecía aparecer silenciosamente el humo de un cigarro que me envolvía. A veces tiraba la cadena y me privaba de hacerlo de nuevo, porque un vaso aparecía instantáneamente en mi mano.
Lo tomé obviamente, y el cigarro también lo fumé.
A ratos esas miradas parecían decir algo, se posaban en mí, pero en verdad no decían nada. Y eso me desesperaba y me hizo llorar.
Afuera hacía frío, y parecía tomar tal potencial descongelar mis manos y mis pies que me intervenía al moverme con seriedad, y que ya estaban enojados de tanta lluvia y tanto hacerlos caminar.
No entendí porque estaba en esa micro, con los vidrios empañados, con el centro de Santiago a horas de la madrugada. ¿ Qué es realmente lo que hacía así?.
Las caras no eran normales, la gente más amontonada de lo que solía estar, los cuerpos mojados y los rostros con cierta distorsión, tal como quien bebe alcohol en una noche de desenfreno. ¿adónde estoy?...
Cuando desperté no entendía nada.
Trataba de entender porque fui a ese baño,
que sus consejos no eran más que energía negativas
... se aprovechó de mí. Aprovechó lo débil y feliz que estaba...
Sus consejos no fueron más que pretextos para poder explicarte lo que realmente pasó
No me entiendes, me miras enojado, yo no me entiendo y no te miro...
Pero ya desperté... En el metro sólo me basta con abrazarte. Los cuerpo mojados el agua por entre las zapatillas, el abrigo congelado, y tu cara de incomprensión.
El hígado me late a mil por hora, mientras tus manos humedecidas me envuelven el cuerpo entero, como quien envuelve un regalo de cumpleaños para su hija...
Ahora sé que no debí tomar
ni menos ir a pedir consejos al baño.