jueves, 17 de diciembre de 2009

Tengo miedo.


Estoy corriendo y a punto de estrellarme contra una pared que puedo ver incluso a kilometros de distancia y parece no importarme. Eso es ciertamente lo que mas y lo que menos me gusta de mi.
Pienso al mirarla y deseo encontrar una puerta, una ventana, y me exaspera que a mi entorno se le haga tan facil ver cualquiera de ellas, cuando yo no logro visualizar ni un infimo espacio por el cual colarme y pasar del otro lado. Creo que al decir esto estoy siendo razonable por primera vez en mi vida y me contradigo al saber que nunca lo fui, que dificilmente pueda serlo alguna vez.
Es enfermizo, es realmente cruel el hecho de saber que voy a causarme un daño irreparable y es inexplicable el hecho de ver que le estoy ocasionando un daño a un alma a la cual quiero proteger, pero que no logra entender por completo la dimension del problema, del problema que tengo, y del problema al que me enfrento.
Siempre peque de masoquista, pero esta es la primera vez que tengo miedo. Es imposible no tenerlo, me estoy forzando a escribir un best seller con pluma de oro antes de terminar un articulo periodistico escrito en lapiz.
Asi que esta soy yo, tratando de llevarmelo todo, porque la nada no me interesa, corriendo a toda velocidad, vislumbrando, a lo lejos, un muro de berlin que es transpasable y sin embargo, muy a mi pesar, yo no tengo las herramientas que necesito para hacerlo, al menos... no las tengo yo sola.